Lo primero que quiero decirte es que siento mucho no estar ahí para unirme a toda esa buena gente que disfrutará con la entrega de un premio tan merecido. Problemas de salud me han impedido desplazarme hasta Barcelona. Vaya por delante mi enhorabuena. Quiero decirte lo que pienso sobre ti. Seré muy breve. Maite, tú sabes que una de las finalidades de Convivencia Cívica Catalana es «Promover el respeto a los derechos y libertades fundamentales de las personas». Y ha acertado eligiéndote a ti para este premio. Tú mereces todo nuestro respeto por lo que eres y por lo que representas y haces. Yo siempre te admiré por tu defensa de la libertad, pero sobre todo por tu coraje. Para mí eres una mujer muy valiente, que ha sabido afrontar con una gran dignidad el asesinato de un hermano y todo lo que ha ido viniendo después. Tu fortaleza y tu energía en esta lucha tan dilatada y tan incomprensible, me ha traído a la memoria lo que sobre la mujer se dice en la Biblia: «Una mujer fuerte (…) vale mucho más que las perlas», leemos en los Proverbios de Salomón. Se ha dicho que el que resiste gana, pero tú, con tu ejemplo, nos has enseñado a ir más allá de la mera resistencia. Yo te lo agradezco y me alegro de haberte conocido. Gracias por ser como eres. Un abrazo.